sábado, 27 de octubre de 2012

Lo masculino y lo femenino, Marvin Harris



Independientemente de que uno acepte alguna forma de complejo de Edipo como universal, la investigación etnográfica indica que la definición vienesa de Freud sobre los temperamentos ideales del varón y de la mujer no es universal. El estudio que hizo Margaret Mead (1950) sobre tres tribus de Nueva Guinea -los arapesh, los mundugumor y los tchambuli- es el trabajo antropológico clásico acerca del espectro de definiciones culturales de las  personalidades ideales masculinas y femeninas. Mead descubrió que entre los arapesh tanto hombres como mujeres debían comportarse de una formasuave, solidaria y cooperante, que nos recuerda a lo que nosotros esperamos de una madre ideal. Entre los mundugumor, tanto hombres como mujeres se comportan de una forma fiera y agresiva, y ambos sexos se ajustan a los criterios de lo que Mead considera como masculino. Entre los tchambuli, las mujeres se afeitan sus cabezas, son proclives a reír abiertamente, muestran una solidaridad de camaradas y son agresivamente eficaces como suministradoras de alimento. Por otro lado, los hombres tchambuli se preocupan por el arte, emplean mucho tiempo en sus peinados y están siempre criticando al sexo opuesto. Aunque las interpretaciones de Mead han sido discutidas como demasiado subjetivas, no hay duda de que existen marcados contrastes entre los roles sexuales en las diferentes culturas. En pocos sitios del mundo, aparte de la Viena del siglo XIX, se puede encontrar la precisa configuración que Freud consideraba el ideal universal.

-Marvin Harris, Antropología cultural, Cap. XIV Personalidad y sexo.

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